sábado, 22 de agosto de 2009

El suelo de la cocina estaba sucio. A ella no le importaba eso, mientras derramaba sus lágrimas tumbada en el suelo. Rasguñaba con ira y fuerzas sus últimos recuerdos para sacarlos afuera en forma de gritos desgarradores y de gotas de lluvia en la cara. Se sentó, y con un último suspiro miró hacia el patio, aquel patio que le unía a una especie de libertad bajo cuatro paredes mientras una gota se atrevía a viajar por su mejilla.De repente una satisfacción instantánea le recorrió su circuito nervioso. Y no había nadie.

2 comentarios: