Se te acabaron las excusas, las impresiones malinterpretadas y deshechas por la lluvia de verano. Se te acabaron las frases inacabadas, los tics y las manos temblorosas. Las sonrisillas con doble sentido, las miradas de todo o nada y los saludos con la mano.
Por la rendija de una alcantarilla cerca de ese sitio se escaparon las últimas intenciones, las palabras que ahora carecen de sentido y sin piedad aún me acechan. Se acabaron las canciones de Oasis de trasfondo en una fusión extrasensorial.
Te has quedado sin tu As en la manga, sin tu comodín, tu respiro para coger aliento, y ahora cualquier clave de sol al comienzo de tu pentagrama será inservible.