sábado, 15 de mayo de 2010

Con lo malo que hacía fuera...

Me has deshecho las ganas que guardaba en el bolsillo inferior del pantalón durante todas las lluvias de la semana de una sola palabra, con un esquivo de sonrisa que se colaba sin preguntar a nuestro encuentro. El descaro ya no existe y los a los suspiros les encanta hacer acto de presencia para amenizar la celebración. “Las luces de este sitio te favorecen mucho”-dijiste, como si dejaras caer una corchea de aquella canción que tan loco te vuelve, de manera sutil y piadosa. Eres consciente que los abrazos nocturnos me vuelven tan loca como que me aparten el pelo de un susurro y los dedos bailen sobre mi cuello. Ya despejado el amanecer te invito a que me cuentes las sátiras más absurdas que te persiguieron durante el trayecto de tu vida. He llegado a la conclusión de que se me quitan las ansias de tocarte porque al iniciar tan peligroso juego se convierte en una obsesión que me corroe.

Ha sido un verdadero placer descifrar los lunares de tu espalda.